Siga el baile

escribe Laura Desmery▹
Cinco cortos (y un bis) que exploran los cruces entre la danza y el cine de animación.

Es un arte, es una forma de expresar un sentimiento, es una manera de contar una historia; son movimientos que tienen un orden, son movimientos con música; es la música expresada desde el cuerpo. Son tantos los aspectos que se combinan en la danza que el espectáculo resulta abrumador, porque se presentan todos mezclados y es muy difícil distinguirlos. Hay animadores que vieron algo en esta disciplina misteriosa que les podía ayudar a expresar algo nuevo. Para tratar de aclarar el asunto, los films que presentamos a continuación nos ofrecen distintas perspectivas a los aspectos de la danza que tan bien se saben esconder en el escenario.


EL CONTEO

La palabra clave es “ritmo”: el ritmo permite que la música y el baile se unan. En animación, hasta el objeto menos pensado puede bailar mientras se tenga presente el ritmo de la música. Obviamente, es mucho más complicado de lo que suena. En The Bead Game (1977) se puede ver cómo el ritmo ordena a la imagen evitando un caos absoluto. El director, Ishu Patel, se consagró con este corto como el primer animador que tuvo la paciencia suficiente para animar diminutas mostacillas. Aunque el corto en algún punto es francamente repetitivo, no deja de ilustrar lo fundamental que es el ritmo para la realización de las artes mencionadas.
Patel nació en India pero desarrolló su carrera en la National Film Board de Canadá. En sus diversos cortos, la estética de su cultura está presente y los temas que trata suelen girar en torno a la ambición. Cuenta Patel que la inspiración que lo llevó a filmar The Bead Game vino de la necesidad de representar la violencia de los conflictos bélicos entre India y Pakistán.




EL TELÓN

Más allá de lo estrictamente musical, las películas tienen un ritmo que determina el clima, el ambiente general de la narración. Por lo general, donde hay una historia hay una estructura, y donde hay una estructura hay un clímax, un momento cúlmine, de máxima tensión. En la danza también existe el clímax, aunque quizá sea más difícil de distinguir. Hay una estructura que está ligada a la música, una coreografía. En Duo (2014), este momento, que se refuerza con la trama y la relación de los personajes, se puede ver claramente desde la danza.
No hay un sólo responsable de Duo, se trata de un grupo de artistas franceses que firman la obra con el nombre de su escuela de animación, Gobelins, situada en París. Esta escuela tiene como filosofía producir los cortos de sus alumnos para difundirlos, ya sea en festivales o a través de internet. Es un hermoso método pedagógico… y una gran estrategia de negocios. La cantidad y la variedad de los cortos que produce Gobelins es sin duda la mejor publicidad para la escuela, mientras que los alumnos logran que sus cortos circulen de manera permanente.
https://www.youtube.com/watch?v=eebQYIUxjGw




EL SILENCIO

Desde el 2010 circula por internet un corto que al día de hoy cuenta con unas cinco millones y medio de visitas sólo en YouTube: Thought Of You. La animación muestra una pareja de baile y el espectador tiene la sensación de estar presenciando el espectáculo desde la butaca de un teatro, en una sola toma y sin movimientos de cámara. Esta elección resulta extraña de por sí en un cortometraje, pero quizá más extraño sea saber que el artista detrás de la obra viene directamente de Hollywood.
Ryan Woodward, a pesar de haber empezado su carrera cinematográfica desde la animación, que reconoce como una de sus pasiones, es un conocido realizador de storyboards: su trabajo consiste en plantear la posición de las cámaras en una película. Woodward dejó su marca en títulos cargados de acción de la talla de Los Vengadores (2012) y Capitán América (2014). La toma única de Thought Of You es decididamente simple y la estética se mantiene en un tono similar, con dibujos que parecen ser bocetos. Para la realización se trabajó con la coreógrafa Kori Wakamatsu y un equipo de bailarines, a los que filmó bailando para tener una referencia al animar. Durante el proceso, Woodward empujó los límites de la rotoscopia consiguiendo movimientos limpios y fluidos y agregando toda clase de recursos expresivos, simbolismos, cambios de tiempo… Son todos esos pequeños detalles los que aportan a la tensión y transmiten sentimientos con claridad.




LOS PASOS

El siguiente corto, Feet Of Song (1988), nos ofrece un estudio muy interesante de la danza y el diseño. La autora es la neozelandesa criada en Johannesburgo Erica Russell. Persiguiendo su sueño de trabajar en animación, la joven Erica viajó a Inglaterra donde pudo estudiar con Richard Williams, co-director de ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (1988) y teórico de la animación. Allí fundó su propio estudio donde realizó, entre otros, el corto que nos compete. Como su colega Patel, Russell elije evocar su tierra de origen en su obra, con estéticas y temáticas fuertemente inspiradas en la cultura sudafricana.
En Feet Of Song se puede ver como hasta las formas más sencillas pueden llegar a crear algo más complejo. Al compás de la música, compuesta por Charlie Hart, es notable lo fácil que resulta reconocer bailarinas donde sólo hay un par de líneas y figuras geométricas. Un lindo ejercicio es pausar el video para ver la imagen aislada de movimiento, ver la composición del dibujo y ver las formas por fuera de las figuras femeninas.




EL GRAN FINAL

Por último, presentaremos a Norman McLaren, el padre de la animación experimental y el animador más conocido de la National Film Board de Canada. Este muchacho realizó todo tipo de cortos sobre fílmico, experimentó sobre la composición, el sonido, el movimiento e inventó decenas de métodos para animar. Él fue el maestro de la camada más variada de animadores de la NFBC, entre los que se encuentra el mencionado Ishu Patel. En los últimos años de su carrera, McLaren trabajó en conjunto con bailarines. El emblemático primer corto de esta etapa es Pas de Deux (1968), un cortometraje que estudia el movimiento de un modo que recuerda al trabajo de Eadweard Muybridge. Este fotógrafo inglés, referente de todos los animadores, dedicó parte de su vida a capturar secuencias de imágenes de mujeres, hombres y animales realizando diversas acciones.
Norman McLaren dio el siguiente paso: en Pas de Deux pone en movimiento el trabajo de Muybridge y trabaja la tensión aumentando de a poco el tono del efecto. Los bailarines de McLaren, dirigidos por la coreógrafa Ludmilla Chiriaeff, parecen detenerse en el tiempo. El resultado final logra transmitir nítidamente las figuras del baile —aun cuando los bailarines sean, por momentos, indistinguibles— que dan la ilusión de estar formando un objeto tridimensional.




EL APLAUSO

Cada uno de estos artistas usó la danza como herramienta para expresar o para entender alguna cosa, para causar un efecto o una sensación. Pero después de años de esta extraña correspondencia, iba siendo hora de que los bailarines y los coreógrafos se aprovecharan de la animación. En 2014, tres visionarios se juntaron para crear un concepto nunca antes visto. La idea detrás de Pixel es que los bailarines interactúen con una energía que los rodea, a veces en forma de lluvia, de suelo o simplemente como partículas en el aire. Esta ‘energía’ se ve a través de proyecciones animadas sobre distintos sectores del escenario. Mourad Merzouki se ocupó de la coreografía, mientras que Adrien Mondot y Claire Bardainne se hicieron cargo de toda la parte digital. Es un camino dentro de la animación y de la danza que no se había explorado antes pero que sin duda llama muchísimo la atención y dan ganas de verlo en vivo. Una vez más, estas dos disciplinas se unen… y quién sabe hasta dónde puedan llegar.