Piedad popular

escriben Ignacio Mozetic y Federico Dalmazzo▹
¿La iglesia puede estar al servicio del pueblo? ¿Cómo funciona la religiosidad popular en América Latina? ¿Qué hacemos con un papa argentino?


Una mañana decidimos acercarnos al edificio de la UBA sobre la calle Santiago del Estero para asistir a un encuentro que se las traía con sus exponentes. Aquellos 12 y 13 de junio fueron bastante nublados y frescos, pero, sorteando una pinchadura de bicicleta en Constitución y una confusión respecto a los dos edificios que integran la Facultad de Ciencias Sociales, pudimos finalmente hacernos presentes en el aula 308, e incluso charlar con uno de los organizadores del evento, parte del colectivo al que pertenece el Instituto de Estudios de America Latina y el Caribe.  

¿Cuál fue el objetivo de estos encuentros? ¿Qué es el colectivo?
Bueno, este es el tercero de estos encuentros que hacemos que se llaman “América Latina Hoy: religiosidad popular y perspectivas políticas de transformación”. La idea fundamental es generar un espacio de debate y reflexión. Nos parece que estos últimos años han generado la posibilidad de que podamos pensarnos como continente, pensarnos como país, a nivel político; también el papel que juega lo religioso dentro de los proyectos políticos que se están desarrollando en América Latina. Nos parece fundamental que haya espacios de debate, donde podamos pensarnos, donde podamos pensar nuestra militancia, donde podamos pensar hacia dónde vamos, donde podamos pensar los logros y desafíos, donde podamos pensar juntos como construir, sobre todo pensar y pensar juntos ¿No? Pensar con otros. Y ese es el objetivo de estos encuentros.
Este año contamos con la presencia de algunos compañeros renombrados como Modesto Guerrero, (Eduardo) Rimesi, Carla Wainszstok y tenemos la presencia de una filosofa y socióloga mexicana, Julieta Lisaola, que también nos vino a dar una aporte de la mirada desde allá. Esto lo organizamos todos los años, la idea es poder tener siempre para mitad de año este encuentro.
A parte de esto, nuestro colectivo es un colectivo de teología de la liberación, en recuerdo y memoria de Pichi Meisegeier, que fue un cura jesuita, fue el cura que lo remplazo a Mujica luego de que lo mataron en la villa; fue miembro del movimiento de curas del tercer mundo y fue parte de nuestro colectivo. Hasta que murió a fines del 2011 fue un tipo con un compromiso en el tema de urbanización y erradicación de las villas, en el tema de hábitat, de mejoras sobre todo para los sectores más pobres, más desposeídos, más marginados.
Y bueno, un tipo que era bárbaro cuando falleció dijimos “bueno —ya estábamos como colectivo hacía tres años, no teníamos nombre y dijimos—vamos a ponerle el nombre del Pichi”.

Somos un grupo de compañeros y compañeras que venimos todos del cristianismo de base, lo que podemos llamar el cristianismo de la liberación, todos con distinta militancia: militancia en derechos humanos, militancia en educación, militancia en niñez y adolescencia, militancia en vivienda, bueno, distintos tipos de militancia. Nuestro colectivo trata de generar espacios de debate y reflexión y espacios de formación para militantes. Por eso nosotros desde el año 2006 venimos haciendo seminarios en facultades públicas sobre el tema del cristianismo revolucionario, política y sociedad. Este año estamos haciendo un seminario de grado, curricular, en la Facultad de Periodismo de La Plata. También lo hemos hecho en la Facultad de Trabajo Social en La Plata, ahora en la segunda mitad del año vamos a hacer un posgrado con el tema, y hemos hecho en Filosofía de la UBA hace dos años, hemos estado en la universidad del centro; y después nos llaman de espacios militantes, como el Frente Darío Santillán, La Campora, el periodismo militante; nos ha llamado también la CTA de Rafaela, para generar talleres sobre estos temas. Nosotros no es que tenemos una militancia en un barrio: una militancia no, cada uno tiene su militancia. Nos juntamos para repensar esa militancia, nos juntamos para pensar el momento político del país y también el papel de la iglesia, con todo el tema de Bergoglio que está ahí siempre  dando vueltas y para preparar estos espacios de reflexión y debate.

¿Cómo ven a Bergoglio y su relación con todo lo que sucede en nuestro continente, su relación con la iglesia y con los movimientos cristianos de base?
Nosotros creemos que la iglesia no es la institución, esto es fundamental, nosotros no tenemos nada que ver con la institución, nosotros entendemos que la palabra ‘iglesia’ significa asamblea: viene del griego ekklesía que significa ‘asamblea’, y nosotros creemos que todo espacio colectivo, donde se construyan proyectos colectivos o donde se construya con otro el intento de buscar una sociedad más justa, mas fraterna, más igualitaria, para nosotros todos esos espacios son iglesia. Crean o no crean en Dios, tengan fe en un dios o en lo que sea. Por lo tanto, puede ser iglesia esto que estamos haciendo acá, puede ser iglesia un piquete, puede ser iglesia la toma de una fábrica, en el momento que son proyectos colectivos, proyectos comunitarios que buscan generar más dignidad en la vida de nuestro pueblo porque para nosotros Dios es eso. Dios es aquello que nos hace más dignos como seres humanos. Por lo tanto, los movimientos sociales, tengan raigambre cristiana o no, me parece que aportan desde ese lugar.
Sobre tema de la iglesia-institución, indudablemente hay que ser inteligente en cómo analizar este momento, con la presencia de Bergoglio, de Francisco no, en el papado. Creo que hay que saber leer aquellas cosas que nos ayudan a abrir esto, aquellas actitudes y aquellas cosas que él decide que en el abajo ayudan a abrir mas cosas, y también hay que saber criticar aquellas cosas en donde nos parece que él todavía se sigue afianzando en el poder —y sigue afianzando un modelo de iglesia totalmente hegemónica, autoritaria y monárquica. A nivel social ha dicho cosas interesantes, que hay que tomarlas: lo importante es no tomar todo el paquete.
Él es muy contradictorio, para mí, en estos momentos, es el mejor político del mundo, es lo más inteligente que hay.

Me parecía muy interesante algo que surgió ayer (en el encuentro): pensar dos tipos de politización de la iglesia, una desde abajo, que es la que propone una iglesia del ‘Tercer Mundo’; y Bergoglio, que lo está haciendo desde arriba, pero nunca más político.
¡Llevamos a un peronista al vaticano!... Por supuesto, hay que saber leerlo.

¿Qué referentes políticos tienen ustedes, efectivamente, como el Pichi Meseigeier?
Mirá, nosotros no tenemos una militancia política partidaria. Sí en estos momentos, con miles de críticas, acompañamos al Proyecto Nacional, que estos momentos encabeza Cristina. Lo acompañamos, criticando todo lo que se tiene que criticar pero reconociendo que estos últimos años nuestro pueblo ha tenido avances, ha tenido mejoras y que es innegable, pero nos parece que es necesario profundizar que estamos en un bisagra en donde las perspecticvas no son las mejores, hay más posibilidades de, como decía hoy Modesto Guerrero, de estancarnos y retroceder, de no avanzar y, por lo tanto, retroceder que de profundizar. Creo que ahí lo importante, como dice Ruben Dri, siempre es fortalecer lo de abajo, fortalecer el movimiento popular, hay que fortalecer la construcción de base, hay que fortalecer la construcción de poder popular. Aca lo que se tiene que hacer es construir poder popular: no hay otro camino, me parece.