Pequeñas anécdotas: pequeñas anécdotas

escribe Ignacio Mozetic▹
Censura y tipos malos que atentan contra el arte: las piruetas de Pequeñas anécdotas sobre las instituciones, un disco lleno de anécdotas y con ganas de salir, a cuarenta años de su lanzamiento.


UNA INTRODUCCIÓN NECESARIA

Año 1974. La ineludible radicalización de las luchas en la población argentina se había pronunciado en las formidables puebladas de Córdoba y Rosario contra el gobierno de facto y sus medidas antipopulares. Los gritos de “Perón Vuelve”, que durante dieciocho años habían resonado en tantas fábricas y universidades, habían logrado resquebrajar la proscripción gorila filtrando luz de revolución. Las retóricas anti-imperialista y marxista protagonizaban las publicaciones del peronismo que ya era, indudablemente, un movimiento de masas. Las filas de las agrupaciones guerrilleras, que habían sido apoyadas por Perón en un primer momento, se nutrían masivamente de aquella juventud sedienta de revolución. En la vereda de enfrente, sindicalistas, empresarios y sectores conservadores les disputaban —en una tensa puja— la identidad del movimiento a los sectores de izquierda, y denunciaban la “infiltración marxista” en el interior del partido. Las elecciones de septiembre de 1973 las ganó Perón, que no tardó en pronunciarse a favor de la facción conservadora, con más del 60% de los votos. Los intereses de la “Patria Peronista” habían triunfado sobre los sueños de la “Patria Socialista”. Las expectativas que había generado el peronismo en la juventud no se correspondieron con las políticas que se estaban llevando a cabo en el marco del Pacto Social. Pueden enumerarse, por ejemplo, la modificación de la Ley de Asociaciones para enfrentar a las direcciones clasistas de los sindicatos, o la sanción de la Ley Antisubversiva. Esto produjo una renuncia masiva de cargos gubernamentales por parte de funcionarios de la izquierda, y la posterior ocupación de estos cargos por derechistas. A su vez, López Rega, ministro de bienestar social, secretario de Perón y ocultista, creó la Alianza Anticomunista Argentina, dedicada al secuestro, tortura y asesinato de militantes de izquierda. El número de víctimas de esta fuerza para-policial se alza sobre las cuatrocientas. Las tensiones entre ambas facciones terminaron de estallar en el 1º de Mayo de 1974, en aquel episodio en el cual Montoneros fue echado de la Plaza de Mayo, perdiendo definitivamente la puja por la dirección del movimiento y teniendo que pasar a la clandestinidad. A los dos meses Perón murió, dejando el cargo de la presidencia a su esposa María Estela Martínez de Perón, sumamente influenciada por López Rega. El carácter represivo del gobierno era muy fuerte, y no sólo se sintió en la represión policial o militar, o contra los sindicatos opositores, sino también en la represión cultural que encarna este tipo de censura. En la antesala a la dictadura genocida, películas, libros y discos fueron recortados o prohibidos. En este contexto, sale a la venta el disco Pequeñas Anécdotas sobre las Instituciones de Sui Generis.
   

EL DISCO
   
Los primeros acordes que suenan en este disco ya se distinguen de los dos anteriores, que se caracterizaban por la simpleza de las canciones con guitarras acústicas o de algún rocanrol. El joven Charly García se había traído de Estados Unidos un piano eléctrico, un mellotrón y un sintetizador, instrumentos que se destacaban en los discos del rock progresivo que se encontraba en auge. Sui Generis pasó de ser un dúo con músicos que acompañaban en formaciones sumamente cambiantes e inestables, a ser un grupo definido —requisito elemental para tocar temas de mayor complejidad—, que persistiría hasta el último recital de la banda. Juan Rodríguez se lucía en la batería y Reinaldo Rafanelli, el nuevo bajista, aportaría a la composición de canciones como “Tema de Natalio” o “La niña juega en el jardín”, que se encuentra en el disco en vivo Adiós Sui Generis. De esta manera, Charly protagonizó la evolución del dúo acústico al grupo de rock progresivo.
La otra característica troncal de Pequeñas Anécdotas de las Instituciones es su carácter de álbum conceptual, cuyo hilo conductor son, precisamente, las instituciones como el Estado, la justicia, la policía, el ejército, el matrimonio, etcétera. Todos conceptos que estaban en los temarios de las discusiones de las izquierdas. Charly cuenta, a propósito de su breve paso por el Partido Comunista Revolucionario, que fue David Viñas quien le implantó la semilla de la revolución. No es de extrañar que en este contexto represivo Jorge Álvarez, productor del disco, presionara para que se modifiquen los pasajes más fuertes.
“Instituciones” inaugura el disco con rebeldía y dignidad, con el hartazgo acumulado, con ansias de cambio, con el grito de la juventud setentista que dijo ¡BASTA!. La letra de esta canción, que aún no había sido mutilada por la detestable censura, se refería al Estado y a los políticos así:

“Los magos los acróbatas, los clowns/ Mueven los hilos con habilidad/ Pero es que ya me harté de esta libertad/ Ya no quiero más padres que acaricien mi espalda/ Soy un hombre que debe andar sin preguntar/ ‘Oye hijo las cosas están de este modo’/ ‘Dame el poder y deja que arregle todo’/ ‘¡No preguntes más!’”[1]

Más adelante se destacan “Tango en segunda” —que entró en reemplazo de “Juan Represión”—,  “El show de los muertos” y “Las aventuras del Señor Tijeras”. Esta última cuenta la historia de un siniestro personaje que se dedica a recortar películas en las escenas que violan la moral. Este personaje está basado en Miguel Paulino Tato, el conocido argentino censor de películas. Irónicamente, “Las aventuras del Señor Tijeras”, la canción cuyo tema central es la censura, fue recortada por sus tijeras en la conclusión del relato.

“Yo detesto a la gente que tiene el poder/ de decir lo que es bueno y lo malo también/ solo el pueblo, mi amigo, es capaz de entender/ Los censores de ideas temblarán de horror ante el hombre libre con su cuerpo al sol.”

Avanza el disco deslumbrándonos con “Pequeñas delicias de la vida conyugal” y “El tuerto y los ciegos”. Sigue un tema formidable, “Música de fondo para cualquier fiesta animada”. Este último relata una excéntrica fiesta de un juez que resulta ser una fiera crítica a la justicia[2]. “Tema de Natalio” es una canción instrumental en la que la nueva estética progresiva del grupo tiene gran relevancia.
“Para quién canto yo entonces”[3] da término a la primera edición del EP. En la versión original, las siguientes palabras le dan un cierre más que interesante: “Y yo canto para usted/ Señor del reloj de oro/ Sé que a usted nada lo hará cambiar/ Pero quiero que se entere que su hijo no lo quiere”. El señor del reloj de oro encarna a los poderosos, a los políticos, a los jueces, a quienes censuran. Como dato curioso, en la tapa, el dibujo que representa al juez de “Música de fondo para cualquier fiesta animada” ostenta un reluciente reloj de oro, que se logró escabullir entre las garras de la censura.
“Botas locas” y “Juan Represión” quedaron afuera de la lista, obviamente, por los temas delicados que trataban: el ejército y la policía respectivamente. Después de un recital en Montevideo, la banda fue arrestada por haber cantado “Botas locas”. Les vendaron los ojos, y recibieron golpes y amenazas de muerte. “Cuando nos sacaron la venda había un collage de fotos de desaparecidos, de tupamaros. Y decían ‘a este lo maté yo’ ‘y a este yo’…”. Tenían de evidencia una grabación que no se escuchaba nada, y entonces Charly pasó la letra cambiando las partes comprometidas. Por ejemplo, en la parte que originalmente decía “Si ellos son la patria yo soy extranjero”, escribió “Si ellos son la patria yo me juego entero”. Zafaron.
Pese a la censura, el disco no pierde identidad ni contenido. De hecho, la mutilación lejos de amansarlo, lo terminó llenando de contenido: una historia necesaria para terminar de apreciarlo. Pero Sui Generis empezaba a quedarle chico a Charly. Estaba en marcha la grabación de un cuarto disco, que profundizaría los pasajes instrumentales y se llamaría Ha sido, broma de niños jugando con fuego. Se notaba que Nito Mestre perdía interés, que en la puja por los estilos perdía terreno, y que, sumado a la censura y al desgaste, convergerían en la disolución del grupo.
Después, Charly empezó a componer para lo que fue quizás el mejor proyecto musical del rock argentino: La Máquina de Hacer Pájaros. “Ahí sí que se vino la noche”, diría después en una entrevista. Pero también en ese proyecto, y más tarde en Serú Girán, se encargó de difundir un mensaje de protesta contra una represión mucho más fiera, por todo lo que ya se conoce. Cuenta Charly que en un recital en Obras de Serú Girán se querían llevar detenida a una chica, pero él paró el recital, le dijo al iluminador que enfoque a la escena y le advirtió al policía “somos cinco mil contra uno”, y tuvo que dejarla. Porque la música, en tanto arte, en tanto forma de expresión, es también una forma de resistencia, es otro lugar en el que se libra la lucha de clases.
 

[1] Se puede escuchar una versión en vivo de la canción con la letra sin censura en el siguiente vínculo: https://www.youtube.com/watch?v=NxMepAe79E0.
[2] También esta letra está filtrada, pero se puede apreciar la letra original en: https://www.youtube.com/watch?v=zQwcz8EsVMM.
[3] La última canción que se puede rescatar su versión original se encuentra en: https://www.youtube.com/watch?v=jqV6Xm7VQZQ.

Ilustración por Rey MysterioAgosto 2014