La censura en el cine clásico de Hollywood

escribe Pablo Monteagudo Tejedor▹
“¡Señor, póngase la ropa!”, gritaba desesperado un magnate hollywoodense. ¿Por qué el conservadurismo siempre necesita una ley que explique qué son las buenas costumbres? Pablo vuelve por más y nos cuenta sobre las censuras durante la “Era Dorada” del cine norteamericano.



El llamado Código de Producción o Código Hays fue el sistema de censura que se implementó en Estados Unidos durante la llamada “Era Dorada” del cine de Hollywood. Entre 1930 y 1968 si una película no tenía el Sello de Aprobación del Código Hays, no podía estrenarse comercialmente. El inventor del Código fue William H. Hays (1879-1954). Hays, un ultraconservador funcionario del gobierno norteamericano durante los años 20, fue apuntado en 1922 presidente de la MPPDA (Motion Picture Producers and Distributors of America). La MPPDDA era un organismo creado por los propios estudios de Hollywood (MGM, Warner Bros., Paramount, Fox, etc.) para mejorar la imagen de su industria cinematográfica y hacerla más respetable a los ojos de la iglesia y los sectores conservadores. En 1924 Hays estableció un mecanismo denominado “la fórmula”, un antecedente más bien impreciso del Código. Cuando “la fórmula” no resultó, en 1930 comenzó a aplicarse el Production Code (Código de Producción). El principio fundamental del Code era que “Ninguna película capaz de bajar los valores morales de quienes la vean debe ser producida”. Sin embargo entre 1930 y 1934 los grandes estudios no se tomaron esto seriamente. Durante esos cuatro años sus películas se burlaron incesantemente del Código, al punto que a este período de la historia del cine se lo conoce como “Pre-código” cuando de hecho el Código ya existía. En estos primeros años de la década del 30, mientras el país atravesaba la Gran Depresión, Hollywood hizo películas que todavía hoy sorprenden por su audacia, su franqueza sexual, y en algunos casos por su salvajismo. Muchos de estos films contienen elementos que no volverían a aparecer en el cine comercial hasta treinta años después. A continuación, algunos ejemplos:


▹ Desnudos
Entre 1930 y 1934 se filmaron varias películas con desnudos femeninos, generalmente fugaces o parciales. La más famosa y audaz es Tarzán y su compañera (MGM, 1934, dirigida por Jack Conway). En una secuencia subacuática de casi cinco minutos, Jane, la compañera de Tarzán, bucea completamente desnuda (la actriz Maureen O’Sullivan dijo que no fue ella quien hizo la escena sino una doble). Hay desnudos mucho más breves en Svengali (Warner Bros., 1931, Archie Mayo), La mujer de los cabellos rojos (MGM, 1932, Jack Conway), y Murder at the Vanities (Paramount, 1934, Mitchell Leisen). Una extrañísima película que muestra varios hombres desnudos (la cámara los toma de atrás) es Search for Beauty (Paramount, 1934, Erle C. Kenton). Ambientada en el mundo del fisicoculturismo y los concursos de belleza, este film tiene otra escena increíble en la que una mujer observa con binoculares a un hombre en traje de baño. Deliberadamente enfocando la entrepierna del hombre, la mujer exclama “Ooohh”.

▹Violencia
Algunas de las películas más explícitamente violentas del Hollywood clásico fueron producidas en este período. La versión original de Scarface (1932, Howard Hawks) tuvo que ser montada y remontada cuatro veces hasta que la MPPDA le concedió el sello de aprobación. Otra película de gangsters, El enemigo público, dirigida por William Wellman, impresionó al público de 1931 con una escena en la que el matón James Cagney, sentado en la mesa del desayuno, estrella un pomelo en la cara de su novia. Pero fue en el cine fantástico y terrorífico donde la violencia llegó a las cotas más altas, a veces bordeando el sadismo. King Kong (RKO, 1933, Merian C. Cooper, Ernest B. Schoedsack) muestra al gorila gigante pisoteando nativos y cortándoles la cabeza con los dientes. La demencial Asesinatos en el zoológico (Paramount, 1933, A. Edward Sutherland) comienza con el villano Lionel Atwill (un actor especializado en personajes desagradables) cosiéndole la boca al amante de su mujer para luego dejarlo morir en medio de la selva. Doctor X (Warner Bros., 1932, Michael Curtiz) tiene un argumento de una truculencia inusitada, aún para la época. El film de Curtiz (el mismo director de Casablanca) describe las andanzas de un asesino serial manco que, después de abusar sexualmente de sus víctimas, se las come. Con la carne sobrante de los cadáveres, intenta construirse un brazo artificial. Crease o no, la película tiene un sostenido tono de comedia.

▹Homosexualidad
Durante los años de la Depresión, el norteamericano común no había oído nunca el término ‘homosexual’ ni conocía tampoco su significado. No obstante, algunos films exploraron muy tímidamente temáticas gays. El más conocido es The Sport Parade (RKO, 1932, Dudley Murphy), que narra la amistad ‘profunda’ entre dos estudiantes universitarios (interpretados por Joel McCrea y William Gargan, dos sex symbol masculinos del momento). The Sport Parade tiene además algunos personajes secundarios explícitamente homosexuales. Otro ejemplo célebre es Call Her Savage (Fox, 1932, John Francis Dillon), la primera película de la historia del cine que retrata un bar gay.

▹Zoofilia
Según la Wikipedia: “La zoofilia (del griego zoon, "animal", y philia, "amor") o bestialismo o bestialidad o incluso zoosexualidad es una parafilia que consiste en la atracción sexual o incluso la realización del acto sexual entre un ser humano y otra especie animal.” Por increíble que parezca, hubo un par de films que insinuaron la zoofilia. La epopeya bíblica El signo de la cruz (Paramount, 1932, Cecil B. De Mille) puede considerarse la película más escandalosa de este período hollywodense. Tiene de todo: jóvenes actrices casi sin ropa, orgías romanas, un par de escalofriantes escenas de tortura, cristianos comidos vivos por los leones, un personaje homosexual (Nerón, que interpreta el gran Charles Laughton). Entre las varias atrocidades de la secuencia del circo romano, una mujer es atada a un poste y dejada a merced de un gorila. Si bien no se ve lo que pasa, el director muestra las caras horrorizadas de la platea. A continuación, vemos a la mujer ‘desmayada’. Varios historiadores del cine aseguran tendencias zoofílicas en el mono del film mudo Where East Is East (MGM, 1929, Tod Browning) y, por supuesto, en King Kong. En la ya mencionada Call Her Savage (1932), además de un bar gay, una subtrama de sexo interracial, y un bebé que muere, la protagonista Clara Bow (sex symbol número uno de Hollywood) se revuelca por el pasto con su perro gran danés.


Semejantes excesos en la producción cinematográfica no podían durar mucho. En 1934 el censor Joseph Breen (1890-1965) fue nombrado director de la Oficina Hays; el llamado al orden fue general. Hollywood se transformó radicalmente en menos de un año: las alusiones sexuales desaparecieron, la vestimenta de las actrices se hizo mucho más pudorosa, los besos más castos, la violencia más sutil. La película que había colmado el vaso de la Oficina Hays y de alguna manera fue responsable de este cambio se titula Convention City (Warner Bros., 1933, Archie Mayo), una comedia que aparentemente llegó a intolerables niveles de vulgaridad y mal gusto. Este film está perdido para siempre debido a que la propia Warner Bros. ordenó quemar todas las copias existentes.
Hasta 1954, año en que Joseph Breen se jubiló, el Código Hays fue muy estricto. Uno de los cineastas que más hizo por debilitarlo fue Otto Preminger. Este talentoso realizador, nacido en Austria en 1906, hizo tres películas que, en tres momentos distintos, resquebrajaron un poco el Código. En In the Meantime, Darling (20th Century Fox, 1944) Preminger muestra a una pareja de recién casados en la cama matrimonial. Desde la aparición de Breen esto estaba prohibido; los matrimonios debían dormir en camas separadas. El film era una producción clase B y fue muy poco visto, los censores no se inmutaron esta vez. Con La luna es azul (1953) Preminger hizo mucho más ruido. Los personajes de esta comedia de salón discuten con gran franqueza sobre temas como virginidad, adulterio, seducción. El Código negó al film su Sello de Aprobación. Preminger lo ignoró y decidió estrenar la película sin el Sello: primera vez que esto sucedía. La luna es azul pudo exhibirse en una gran cantidad de salas sin ningún inconveniente, demostrando que el Sello de Aprobación era mucho más débil de lo que se creía. Otro triunfo del realizador vino en 1955 con El hombre del brazo de oro, cuyo protagonista (Frank Sinatra), es un adicto a la heroína. El Código Hays prohibía tajantemente la aparición de adictos a  drogas “duras” en la pantalla y el Sello le fue negado a Preminger por segunda vez. El hombre del brazo de oro se estrenó igual, y como consecuencia su productora United Artists tuvo que renunciar a la MPPDA. La película fue un éxito comercial.
Con la jubilación de Breen en 1954 y estos dos últimos precedentes de Otto Preminger quedó evidente que el Código estaba antiguo y era débil. Importantes producciones clase A como Peyton Place (20th Century Fox, 1957, Mark Robson), Los adolescentes (20th Century Fox, 1959, Philip Dunne), De repente, el último verano (Columbia, 1959, Joseph L. Mankiewicz) o Una venus en visón (MGM, 1960, Daniel Mann) se animaron a presentar temas como adulterio, aborto, violación a una menor, homosexualidad, prostitución. El primer desnudo femenino desde 1934 apareció en El prestamista (1965, Sidney Lumet), y en ¿Quién le teme a Virginia Woolf? (Warner Bros., 1966, Mike Nichols) se escuchó por primera vez lenguaje soez. En 1966 el Código fue ampliamente revisado y en 1968 dejó de existir.


Ilustración por Julián Rodríguez F.Mayo/Junio 2015